jueves, 24 de julio de 2008

UNA MELODIA PARA CELESTE ( I PARTE)

¿ Alguna vez te has enamorado de una persona , por solo leer lo que escribe?

Hay autores , autoras, sobre todo de poesía que tienen la maravillosa virtud de hacernos sentir toda una gama de emociones y sentimientos... alguien dijera por ahi, que nos llena el mundo de colores, olores y sabores pues en cada palabra leida nos colman los sentidos de forma total y embriagadora.

Pero enamorarse..... curioso... pero para mi ha sido el mayor halago que me han hecho como escritora de relatos lesbicos. Hubo una ocasión en que una chica de Mendoza Argentina, me envió un correo diciendome que se "había enamorado de mi" solo por leer un escrito mio, creo que fue el de velada en la cabaña e imaginense ustedes la enorme satisfacción que sentí al leer el mail.

En ese mismo escrito , ella me decia que sería su mayor ilusión que alguien podria escribir algo asi de bonito, teniendola a ella como musa y yo, presta a complacer a mi lectora que, tan amablemente se había tomado su tiempo para hacerme saber que le había gustado mi historia y sobre todo hacermelo saber de manera tan bella, puse manos a la obra y escribí este relato, algo largo por cierto, teniendola a ella en mente y observando su fotografía.

Quedó complacida y establecimos una bonita relación amistosa por via msn y de vez en cuando nos encontramos en linea y charlamos sobre nuestra vida y nuestro día a día.

Ella se emparejó con una mujer allá en su ciudad, me comenta que ultimamente las cosas no andan bien entre ellas, pero le digo que le heche ganas para solucionar las cosas y que si de plano no funciona pues .... lo que debe ser.... será.

Por mi parte les dejo esta primera entrega de UNA MELODIA PARA CELESTE , texto inspirado por ese mail y esa persona que me lo envió desde tan lejos, pero que nos sentimos unidas en amistad, a pesar de las distancias.

Un abrazo a todas ustedes y disfruten la lectura.



LAO

DESDE MEXICO




UNA MELODÍA PARA CELESTE

(PRIMERA PARTE)


Las últimas notas de la melodía, alcanzaban a escucharse en el fondo de la sala de ensayos. Con un vibrar suave y metódico, las teclas del piano sentían la suave caricia de unos delgados y blanquísimos dedos. En una extraña danza, las manos de Daniela se deslizaban por el tapizado negro y blanco del instrumento, sin pedir permiso a nadie para arrebatarle tan bellos sonidos y con una concentración tal, que no se percató del momento exacto en que una extraña mujer salía del recinto tratando de hacer el mínimo ruido pero, que camuflada entre las sombras, había escuchado a la concertista mientras esta ensayaba para el cierre del evento cultural donde participaría lo mejor de la ciudad.

Al escucharse la última nota, Daniela se quedó un momento mas sentada en el banquillo. Con sus manos un poco adoloridas, debido a las constantes horas de práctica, comenzó a ponerse los guantes de lana negros, estos aunque toscos, conservarían bien el calor de sus manos, pues tenía que cuidarse mucho ya que el frio invernal que se sentía en la ciudad esos últimos días, congelaba hasta los huesos y lo último que deseaba era tener un problema que le provocara no asistir al evento.

Para ella era de gran importancia su participación en el concierto de cierre del festival. Significaba cumplir su sueño, obtener la más alta meta y por lo que se había esforzado tantos años de estudio, trabajo y sacrifico. Paso a paso había logrado escalar la difícil cuesta del reconocimiento público a su pasión... el piano y que mejor que ser la concertista final en la clausura del evento, toda una gran distinción solo para los mejores y ella... Era la mejor de todos.

Mientras terminaba de acomodarse su chaqueta un recuerdo fugaz, pero que la aquejaba constantemente, invadió sus sentidos. Cerró sus ojos y un rostro aniñado apareció instantáneamente frente a ella. Irradiando alegría, la silueta de una hermosa niña de largos cabellos rubios y ojos color miel alzaba los brazos para estrecharle en un abrazo cálido y reconfortante. Una dulce sonrisa dibujada en los pequeños labios rosados... era demasiado... no quería retardar mas ese encuentro, así que rápidamente cerró la puerta tras de sí para dirigirse a su hogar y poder tener a su niña en brazos, su preciosa "bebe" como todavía le llamaba, a pesar que dicha criatura ya andaba por los nueve años de edad.

Tan rápida y distraída fue su salida, que topó accidentalmente con otra chica que transitaba por el pasillo. Las partituras que prolijamente estaban acomodadas volaron por aquí y allá, desperdigándose todas en el piso de mármol blanquecino.


- Perdone, no la vi... salió usted tan rápidamente de la sala, que no alcancé a...


Daniela se enfrento a la mirada más azul que había visto en su vida. Unos preciosos ojos celestes le miraban, suplicando una disculpa.

- No, no hay problema... al contrario, discúlpame tu a mi... Debo tener mas cuidado.

Daniela se sonrojó al ver esa mirada azul observandola tan profundamente y se inclinó a recoger las partituras acomodandolas en desorden, no tenia tiempo para ser cuidadosa.

- Te ayudo a recoger todo esto, creo que habrá que organizarlo todo. Soy una tonta, lo lamento mucho.

- Que no hay problema, te he dicho___ Dijo un poco desesperada la concertista. Se le haría mas tarde de lo planeado y no quería llegar a casa cuando su bebé estuviera dormida. Y mientras recogía todo...

- Haber dejame a mi acomodar un poco esto, aunque creo que es un desastre... Me llevará un buen de tiempo, organizar las partituras. Un resoplido molesto salió desde el fonde de Daniela.

Ojos azules bajaron al piso apenada al 100%, ellos solo habían planeado un pequeño accidente y no un "desastre" en tal magnitud, como lo que estaba sucediendo en ese momento.

- Déjame ayudarte... Insitió.

- No, déjalo así, creo que tendré que hacerlo mas tarde... llevo prisa, además debo de tomar un taxi, y a esta hora no pasan muchos por aquí.

Un atisbo de alegría asomó por ojos azules y tratando de compensar un poco lo sucedido.

- ¡Puedo llevarte!, ¡mi coche lo tengo estacionado fuera!

Una fila de blanquísimos dientes quiso asomarse entre unos labios carnosos. En ese momento, Daniela cayó en cuenta de que además de unos hermosos ojos, la extraña también poseía una hermosa sonrisa, aunque fuera leve la demostración de la misma.

- No es necesario, tomaré un taxi.

- Pero soy la causa de tu retraso, por favor déjame enmendar en algo este tropiezo.

El tono de suplica de ojos azules, no fue percibido debido a la prisa que Daniela llevaba. Tomó rápidamente sus fólder y se puso de pie para avanzar con prisa a la salida del centro cultural.

- No quiero ser una molestia... de verdad. Y avanzó de manera apresurada sin percatarse de la suplica en la mirada.

Con pasos muy largos, fue alcanzada rápidamente. La complexión de la mujer con quien tropezara, era extrañamente alta para una chica, sobre todo si esta no calza zapatillas. Además pudo percibir un cuerpo atlético pero agradable a la vista. La chica,poseía una melena color azabache que llegaba a media espalda y debido al accidente se encontraba revuelta y con unos mechones cayéndole sobre la frente, lo que dotaba a ojos azules de una belleza enigmática, que atrajo la duda a Daniela, quería saber quién era, pero sabia que no era el momento para una charla de presentaciones.

Cuando la extraña mujer alcanzaba a poner una mano sobre el hombro de Daniela, ésta percibió el transito de un auto color blanco y la leyenda de taxi en su puerta.

- ¡¡¡Taxi...!!! ¡¡¡¡Taxi!!!! ¡Por los dioses... Taxiiiiiiiii!...

Solo el grito apagado se escuchó en esos momentos. El eco del motor del taxi se escuchó lejano rapidamente.

- Parece que no te han escuchado... ___ La causante del accidente se colocaba ahora al lado de una afligida rubia.

- ¿Entonces, me dejas llevarte...?

Un revoloteo intenso se apoderó del estómago de ojos azules, estaba a la mano su mayor deseo.

- mmmnmm... Creo que no me queda otra opción___ Resignación, a fin de cuentas Daniela también agradeció muy en el fondo que el auto de sitio no hubiese parado, así podría conocer a la hermosa extraña, causa de su retraso y caminaron al estacionamiento.

Apurando el paso, ojos azules llegó primero al auto para abrir la puerta del copiloto de un bonito Taurus color gris, los interiores guindas mantenían un ambiente cálido, olor a limpio y un pequeño colgante del espejo retrovisor con una hermosa figura de sirena, la cual llamó poderosamente la atención de Daniela al subir a el.

La extraña se sentó a su lado y por obvias razones una sonrisa amplia se estacionó en su rostro, la cual no pasó desapercibida para la pianista.

- ¿Se puede saber que te hace sentir tan contenta?

- ¿Perdón?

- Desde que el taxi me dejó plantada en la puerta del centro, no has dejado de reírte, solo espero que no sea una burla...

En ese momento el interior antes emocionado de la extraña mujer de mirada azul, se acongojó a tal grado de no encontrar palabras para explicar su agradable comportamiento. Lo último que deseaba era que Daniela pensara que se reía de ella, siendo el motivo real tan distinto. Se sentía feliz de tenerla allí con ella.

- Yo, no... Yo... Como explicarte... -y un suspiro de resignación salió de su boca.

- No necesita explicación... No demores más... En verdad tengo que llegar a casa ya... -Y la rubia pianista posó su mirada al frente del auto.

Sin más que decir de parte de las dos, solo se escucho el leve ronroneo del motor al encenderse y sintieron también el suave desplazamiento del vehículo.

Al recorrer aproximadamente 10 cuadras, ojos azules preguntaron, sin querer preguntar...

- ¿Dónde vives?

- Cuando te diga donde vivo, desaparecerá esa tonta sonrisa tuya... -espeto Daniela.

- Hey... espera, ya no me estoy riendo... pero debo decirte, aunque no me creas, que no me estaba riendo de ti... es solo que...

- Ya vez... no puedes negarlo, ni quieres aceptarlo...

- Bueno, bueno ya... Me interesa lo que piensas, pero en este momento me interesa mas, saber a donde dirigirme... ¿Cuál es tu dirección?...

Después de breves segundos, que parecían eternos...

- Carretera internacional Km. 7.5,... es en las afueras de la ciudad...___ Y una sonrisa de triunfo apareció en el rostro pequeño de Daniela... Se sentía ganadora del round. Se cobraba la burla de la extraña. Lo que no sabía era que ojos azules sonreía ahora por dentro, ese recorrido seria de más de una hora, y no pensaba desaprovecharlo.

Al transcurrir 20 minutos y sin ninguna palabra cruzada hasta ese momento por ninguna de las dos, ojos azules optaron por encender la radio del auto, y en ese momento se alcanzó a escuchar las letras de una bonita canción.

... Tantos siglos... tantos mundos... tanto espacio... y coincidir.


El tiempo siguió avanzando, las notas musicales seguían inundando el ambiente cerrado del auto.


- ¿Cómo te llamas?

- ¿Perdón?

- ¿Cuál es tu nombre...?, Imagino que tienes un nombre.


- Claro, me llamo Celeste... ¿y tú? No... no me digas, Eres Daniela Duran.

- ¿Cómo es que sabes mi nombre?

- Tu perfil aparece en los boletos del concierto de piano, es una linda toma fotográfica.

Daniela recordó en ese momento los boletos del concierto, de verdad que era innovador el concepto, pero ella también se sentía alagada con los resultados.

- ¿Te gusta la música?

- Me encanta, a mi también me hubiese gustado aprender a tocar música, pero lo mas cercano que he estado a eso, es a tocar el claxon de mi auto... y sigue siendo horrible...

Celeste alcanzó a arrebatar una carcajada al serio rostro de Daniela, lo cual puso un ambiente mas relajado entre las dos. Sabía que poco a poco tenía que quitar la desazón de que pensara solo cosas malas de ella, "pero ni que fueran tantas"... Pensaba para sí misma y ni siquiera tenían un fundamento fuerte, solo la estúpida sonrisa que aparecía a cada momento desde que la conocía y que la otra percibía como burla... pero bendita burla para ella, pues estaba simplemente equivocada.

- Bueno, no estaría mal que empezaras, eres joven... Puedes aprender.

- No, no lo creo, además yo también toco muy bien los teclados...

- ¡¡Pero acabas de decirme que no sabes nada de música...!!



- Eso es cierto, mis teclados son los de computadora... soy ingeniera en informática...

- Oh.... Por lo visto... Te gusta hacerte la chistosa ¿verdad...? -y se quedó mirando fijamente el perfil de la mujer.

- Hey, no... solo es que... ¡hauch...!____ Impotencia, mas todavía al sentir esa mirada que sentía que la traspasaba por su intensidad.

- Déjalo ya... no puedes explicarlo siquiera... ___ Y esa mirada color miel se aparto lentamente, volviendose a enfocar en la recta de luces exteriores que iluminaban de cuando en cuando sus manos y comenzó a frotarlas.

Celeste, nuevamente había hecho un "mal comentario", pero como poder explicar que realmente era una persona que rayaba en el extremo de la seriedad, solo que al estar allí, con ella, con Daniela Durán a su lado, percibiendo el sutil aroma "Cool Water" que emanaba de sus ropas, la hacía ser la persona mas estúpida, incoherente y "chistosa" del mundo... Lo que hace el amor, pensaba ella... "Si supieras que me tienes enamorada locamente de ti y no encuentro palabras para decirte cuanto te amo..."

- Si, mejor la dejamos así. Hablemos de otra cosa... ¿Te parece? Dijo Celeste abandonando sus pensamientos, era mejor cambiar de conversación, a otra que no la hiciera decir mas incoherencias ya que tampoco quería que Daniela pensara que era una pesada y mediocre bufona. No deseaba dejar esa impresión, no en la mujer de sus sueños.

- Bueno, estamos cerca de tu casa... dime solo por que camino acceder.__ La voz habia bajado en tono, se escuchaba casi casi venerante.

Notando la seriedad adquirida por el rostro de Celeste. La rubia pianista sintió un leve pesar por mostrarse tan ruda y cortante. "todavía después de que choco con ella... se ofrece a traerme y además soporta mi mal humor..." estos pensamientos se cruzaban por su mente, asi que tenía que decir o hacer algo para disculparse.

- Si...Mira has sido muy amable en traerme, solo dobla en la siguiente cuadra hacia la derecha____ Una hermosa y sincera sonrisa apareció en el rostro de Daniela___ Muchas gracias.


- Realmente a sido un placer y no tienes porque agradecer. -Revolotearon nuevamente todos los interiores del cuerpo de Celeste. Con tal de tener esa sonrisa por siempre a su lado, sería capaz de todo.

Y en los agradecimientos estaban cuando se escucho un tronido tan fuerte que espantó a ambas. Un tambaleo del auto, que fue fácil maniobrar para Celeste pues ya había bajado la velocidad para adentrarse a los terrenos de la casa de Daniela.

- Dioses... Creo que se ha ponchado una neumatico___ Una expresión de fastidio asomó por el rostro de Celeste.

- Estamos lejos de la ciudad ya ¿ tienes forma de arreglarla? , es muy tarde ya.

- Si, no te preocupes, acomodaré el auto cerca de tu casa, solo espero que tengas una linterna para alumbrar, tendré que cambiarlo.

Una sensación de tristeza invadió el interior de Celeste,ella sabía exactamente porque, era el amor que sentía por esa mujer que de repente la invadia con el sentimiento de no tener la esperanza de ser correspondida.

- Creo que debe de haber una en casa, ¿pero qué fue lo que pudo provocar eso?

- Solo sucede y ya... lo único que tienes que hacer es limitarte a cambiar el neumático, así que ni quejarse... ¡Qué le vamos a hacer!____ Y sonrió para tranquilizar la situación un poco, no era lo que tenia planeado pero...

Ya con el coche estacionado,Celeste se dispuso a sacar el gato hidraulico, cruceta y demás herramientas, no quedaba de otra, aunque no era la primera vez que le pasaba así que sabia que hacer y como hacerlo. Mientras acomodaba la linterna para poder ver bien se dio cuenta de que Daniela estaba aun fuera de casa.

- Será mejor que entres ya, esta haciendo bastante frio.

- No pensaras que te dejaré aquí sola, cambiando el neumático ¿verdad?

- Pero puede hacerte daño, no pasara nada, anda... ve adentro.

- Esta bien, prepararé café.

- Eso me agrada más. "si supieras cuanto mas" ___ pensó para si.

Con una bella sonrisa, Daniela se adentró a la bella casa rústica, mientras Celeste se quitaba su chaqueta para poder realizar bien el cambio.

Dentro de la cocina y después de cruzar palabras con Juanita, la niñera de Gaby... su "bebe" quien finalmente se había quedado dormida antes de que llegara. Se dispuso a preparar café con una pizca de canela, lo que daba un toque delicioso y sobre todo aromático a la bebida. A través de la ventana observaba con detenimiento como Celeste cambiaba hábilmente el neumático ponchado por el de repuesto. De verdad que esa mujer tenía gran fuerza y aunque no se notaba mucho músculo se podía apreciar su fortaleza en toda ella y mas aun que quedó en mangas de camisa para hacer la faena.

Daniela se quedó perdida por momentos en la apreciación de la bella morena. Esta se notaba concentrada en su trabajodetenidamente y por su misma concentración no se daba cuenta de que estaba siendo observada por la concertista, de que no perdía ningún detalle de ella, como si quisiera guardar la imagen, su fina estampa.

Minutos más y volviendose hacía la mesa para colocar dos tazas de café, Daniela no notó cuando Celeste se acercó a la ventana y dió unos pequeños golpecitos al cristal, sobresaltándola al instante.

- Perdón... No quise asustarte.

- Oh... No, pasa, pasa... La puerta esta abierta

Celeste se adentró a la vivienda apreciando con agrado el calor que se sentía dentro de ella, esto lo provocaba una hermosa chimenea empotrada, que se localizaba en la sala y que proporcionaba calidéz y cómodidad. De igual manera pudo percibir, aunque medianamente en penumbras que era una hermosa casa y que se adecuaba perfectamente al termino rústico campirano, pues todos los muebles eran de madera finamente trabajada. En la misma cocina se apreciaba lo rústico también ya que los detalles lo dejaban notar. A simple vista era una hermosa casa, "pero no tanto como la dueña"... Pensaba Celeste para si.

- Aquí tienes tu café... No le puse azúcar... Pero aquí hay y leche también. Por si quieres...

- No realmente lo tomo negro y amargo...

- ¿Como?___ Dijo una sorprendida Daniela...- No me debe de extrañar, en si tu eres...

Y sin saber que palabra usar exactamente... optó por callar boca.

- ¿Ahora tu te quedas sin palabras?... -Una ceja alcanzó a levantarse lentamente en el rostro de celeste- ¿Cómo esta eso?, suelo ser yo la que se queda sin habla... y no te molestes en buscar la palabra apropiada, se que soy rara, aunque yo utilizaría mejor la palabra... mmmmmmm déjame pensar... ¿Diferente?... o si... creo que esa es la palabra, soy diferente al común de las demás personas.

- Si, creo que has encontrado la palabra por mí, eres muy distinta a todas las personas que he conocido... -y la voz de Daniela bajó un poco de tonos al decir esto último.

En verdad que Celeste era diferente a todos, además de muy hermosa, pensó Daniela para si. Quien empezaba a sentirse extrañamente bien en compañía de esa mujer, en la que un "extraño accidente" había sido causa de conocerla.

Sorbiendo lentamente lso cafés, la mirada de las dos mujeres se encontraron en un momento y el revoloteo de estómagos empezó a ser presa fuerte de Celeste y Daniela. A pesar de conocerse apenas, las dos sentían una sentimiento de atracción entre sí, a pesar de ser tan distintas a la vez. La morena, ojos azules, empezó a acercarse lentamente a la concertista y sintiendo la cercanía de esta, Daniela cerró sus ojos en un extraño reflejo de espera, para percatarse en breves instantes que lo que Celeste hizo fue colocar la taza de café cerca de la poceta donde ella estaba recargada para poder decir...

- Creo que ya tengo que retirarme... Espero poder verte nuevamente, sin tanto accidente de por medio y extendió una mano morena para despedirse.

- Ah... Si claro, cuando gustes... esta es tu casa... -acentuando esta última frase de manera sutil y algo turbada por la anterior imagen generada en sus pensamientos.

- Te aseguro, que lo último que desearas sería que viviera aquí... Soy un desastre andando... -Y unas sonoras carcajadas brotaron de las gargantas de ambas.

Desde el pequeño portal, Daniela observaba marcharse el Taurus de Celeste, que detenidamente avanzaba por el camino de entrada a la finca, sentía desilusión, de... Realmente no sabía que era exactamente. Una serie de extrañas sensaciones se aglutinaban en su interior desde el momento de conocerla, en el momento atropellado en que ambas chocaron por fuera de la sala de conciertos, sensaciones nunca sentidas por ella, pero que a medida de que los minutos pasaron fueron acrecentando su fuerza.

- No... ¡No puedo sentirme atraída por una mujer!... Sería una locura -Se decía a si misma en voz baja, mientras se dirigía a la ducha. Aunque para ser verdad, también se sentía decepcionada de que Celeste solo se acercara a dejar la taza en la barra.

Continuará...

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